La noche de los alfileres


Periodista y escritor, Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) es el novelista peruano con más prestigio internacional entre los surgidos en lo que va de este siglo. Desde el año 2000 vive en Madrid, donde comenzó a publicar sus libros más conocidos, desde las novelas Pudor (2004) y Abril rojo (2006, Premio Alfaguara de Novela). Esta última, un thriller ambientado en Ayacucho en la época de violencia política, marcaría definitivamente el resto de sus obra, que vuelve casi compulsivamente a ese subgénero narrativo, como en su más reciente novela: La noche de los alfileres (Alfaguara, 2016), el relato de un “día de furia” de cuatro escolares en la difícil Lima de inicios de los años noventa.

Compañeros de aula en un exclusivo colegio religioso (solo para varones), Carlos, Manu Beto y Moco, tiene muchas cosas en común, desde familias disfuncionales y problemas de socialización hasta el odio a la maestra Pringlin, la tutora de su aula (cuarto año de secundaria). Tras una jornada con varios fuertes enfrentamientos con esta maestra, los cuatro, encabezados por Manu, deciden hacerle una visita nocturna a su casa, para vengarse rompiéndoles las ventanas o ensuciando las paredes. Pero ya en la casa de Pringlin, las cosas se complican: ella los reconoce, por lo que los estudiantes no tiene otra alternativa que tomarla de rehén, y la situación poco a poco va agravándose, ante el desconcierto de los jóvenes.

Entre las virtudes narrativas de Roncagliolo está la de contar sus historias siempre de una manera original y creativa. En esta oportunidad el relato lo hacen los cuatro protagonistas, quienes (después de 20 años) se han reunido para rememorar, entre todos, los sucesos de esa noche. Así, toda la novela está compuesta por pequeños textos, cada uno de los cuales lleva como título el nombre del “personaje narrador” (“Carlos”, “Manu”, etc.) y siguiendo riguroso el orden temporal de los acontecimientos. El recurso, además de darle dinamismo y variedad al relato, por las diferentes personalidades e intereses de los narradores (Moco está obsesionado con el cine, Manu con las armas) le permite al autor profundizar en el pasado y las historias familiares de sus personajes.

A pesar de estos aciertos “técnicos”, encontramos también en este libro muchos de los problemas de las anteriores novelas de Roncagliolo. El más grave de todos, su tendencia a los estereotipos: los cuatro jóvenes son casi caricaturas, desde el tipo duro hasta el gay que, no podía ser de otra manera, se vestirá con las ropas de Pringlin (acaso el personaje más esquemático) en el momento más dramático. Algo similar sucede con las historias de las familias (el homosexual tiene un padre machista al extremo) y hasta con el contexto histórico: la madre de uno de los jóvenes, cuya vida depende de máquinas clínicas, muere como consecuencia de un apagón; y el caso del secuestro de la maestra es olvidado por la prensa ante la magnitud del atentado de la calle Tarata, en Miraflores (1992). A eso se suman algunos errores de la trama, especialmente aquellos relacionados con el personaje de Pamela.

Otros “problemas” en la narrativa de Roncagliolo son su tendencia al humor más elemental, el exceso de referencias a la “cultura de masas” —son más que evidentes las múltiples coincidencias con la película El club de los cinco (1985)— y el lenguaje demasiado coloquial. Pero en este caso esos rasgos están de alguna manera justificados, pues la novela está dirigida especialmente a los lectores adolescentes: “Esta es la novela que les debía a mis hijos, un retrato de la adolescencia en que viví con el sonido cotidiano de las bombas, secuestros, toques de queda o cadáveres por la calle” ha confesado el autor en una entrevista reciente. La noche de los alfileres cumple con ese propósito: un entretenido thriller para adolescentes, además de una lección de historia “para dummies”.

1 comentario:

Gpoliterario dijo...

Me gusto mucho su analisis, coincido totalmente. y el final? muy absurdo. En fin, entretiene y eso es lo que buscan las masas, entretenimiento sin complicaciones. felicidades por su critica!