La casa apartada



El escritor Antonio Gálvez Ronceros (Chincha, 1932) es reconocido especialmente por su libro Monólogo desde las tinieblas (1975) un conjunto de relatos ambientados en las comunidades de campesinos afroperuanos de Chincha, textos que reproducen de manera “fotográfica” el sentido del humor y peculiar manera de hablar de estos campesinos. Pero Gálvez Ronceros es más que nada un excelente cuentista, como demostró ya desde su primer libro, Los ermitaños (1962), y posteriormente con Historias para reunir a los hombres (1988) y Cuadernos de agravios y lamentaciones (2003). Tras más de doce años de silencio, ya retirado de la docencia universitaria, Gálvez Ronceros vuelve al cuento, su especialidad, con el libro La casa apartada (2016).

Son seis los relatos aquí reunidos y todos tienen como principal rasgo en común su voluntad de retratar la vida en las más pequeñas ciudades del interior del país, especialmente del ámbito rural, siguiendo la línea de Monólogo… Y en la mayoría de los cuentos priman el humor y el manejo lúdico del lenguaje, como en el relato que da título al libro, aparentemente una historia de terror: el joven protagonista escucha constantemente una misteriosa voz que le dice, como una letanía, “Juan, Juan, Juanjuán, Juan”. Buscando el origen de esa voz, llega hasta una casa apartada, donde vive su amigo Juan, y allí se producirá el sorpresivo desenlace. Con este texto Gálvez Ronceros ganó en 1982 un concurso de cuentos organizado por la Municipalidad de Lima. Posteriormente lo retomaría como pieza central de este conjunto de relatos.

En la misma línea de humor y de juegos verbales está el cuento “Lecturas extravagantes” en el que un viejo sastre interpreta, a su manera y con sus propias palabras, los titulares del diario local, que sus ojos ya casi no pueden leer. Más centrados en lo asombroso de las historias están “¿Recuerdas?” y “Un perro en la noche”, y en ambos los perros —guardianes y compañeros infaltables en estos lugares— tienen un papel importante. Y ya en el tema del estrecho vínculo entre hombres y animales, Gálvez Ronceros recupera otro cuento antiguo, “Jacinto y manfreda”, con su muy peculiar triángulo amoroso. El último y más extenso de los relatos, “La madrugada triste”, es un policial en toda la regla y sin un atisbo de humor.

Uno de los rasgos más característico de la narrativa de Gálvez Ronceros es el cuidadoso trabajo con el lenguaje, especialmente la musicalidad y creatividad, por lo que la crítica suele considerarlo dentro de los cuentistas con vocación lírica (en la línea de Juan Rulfo y Vargas Vicuña, por ejemplo). Esa labor de orfebre, valiosa e interesante por sí misma, le sirve también al autor como una puerta de acceso a la cultura y costumbres de los personajes, pertenecientes a los sectores marginados y más pobres de nuestra población. Y esto último es algo que Gálvez Ronceros, como integrante del Grupo Narración, trabajó desde una rigurosa perspectiva marxista, al lado de los escritores recientemente fallecidos Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso. Y si bien en Historias para reunir… y Cuadernos de agravios… la temática era más bien urbana, sin duda es el universo campesino el más propicio para la narrativa de Gálvez Ronceros. Por eso, La casa apartada resulta un feliz reencuentro con lo mejor de la producción de este importante escritor.

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